Lo lindo y lo feo de romantizar la vida

 "todo es claro, aunque parezca oscuro. Todo es lindo, aunque parezca feo". 

Creo que esta frase (investiguen de dónde es y al final le digo) resume el propósito de romantizar las cosas. La vida. El día a día. La estética materialista de las redes (o coloquialmente los "aesthetic vibes" de la gente de Tik Tok, VSCO, Instagram y antes Facebook y Tumblr), nos hace querer una vida de color rosa. Para poder sobrevivir el día a día nos imaginamos lo más lindo y lo más lograble del día siguiente. 

Nos ponemos tareas pequeñas que cobran vida y nos dan mucha satisfacción. Nos damos gustos pequeños que nos sacan una sonrisa, o actividades sin aparente trascendencia que sirven como cortina de humo para lo feo del día. Son cosas que nos dejan distraer la mente. Nos dejan volverla latente al rumbo de números, cuentas, clientes, jefes, proveedores y responsabilidades adultas. 

Mi hermana le preguntó a mi prima sobre el trabajo que cómo no entraba en crisis. Que qué carajos hacía para sobrevivir su día cuando ya se le acababa su "iced coffee" y ya había pasado la novedad de su atuendo escogido. 

Esta actitud parece un poquito la de alguien que se encarga de trabajos mecanizados y que no tiene muchas aspiraciones en el trabajo. O, también, de alguien que está muy perdido y no tan feliz con lo que hace. O, una tercera alternativa, alguien que reconoce la dificultad de las labores del día y simplemente materializa el positivismo a través de iced coffee, para hacer cada momento más tolerable o digerible.

Lo detallistas que somos con nosotros mismos depende de cada persona, claro. Puede que Einstein no cambiara de ropa, porque simplemente no tenía el tiempo (o no le quería dedicar un rincón de su cerebro) a pensar en qué ponerse. Puede que Steve Jobs, y la mayoría de emprendedores hoy en día se vistan con básicos de Uniqlo. Pero también hay quienes se sienten más productivos si cada día escogen una pinta. Por el simple hecho de bañarse y arreglarse distinto, el día se aborda con emoción, actitud y una sensación de logro... por más mínimo que sea. 

Puede que esté pasando por el peor momento de la vida. Pero salir de la cama y comer su comida favorita, hacer su hobbie preferido, o ducharse y ponerse presentable seguramente lo hará sentirse mejor. Romantizar la vida es hacer énfasis en esos momentos y detalles que a veces ignoramos por ver el panorama completo. Lo problemático es cuando se ignora el panorama completo y nos enfocamos solo en los detalles lindos. Dejamos de vivir en el mundo y empezamos a vivir en una burbuja auto inducida. 

Por ejemplo, Nueva York. Sí, un video de los rascacielos, Central Park, el helado más rico y un brindis de vino rosado en un rooftop nos hacen sentir la vida que queremos. Pero rotar un poco el ángulo de la cámara revela la polución, la indigencia, la pobreza, desigualdad, contaminación y la soledad. De pronto para fijarnos en estos otros detalles tenemos que coger impulso comiéndonos el helado más rico. (Remedio para la salud mental). Pero es mejor comerse ese helado, botar la cuchara y seguir caminando para ver los problemas con la seriedad que se merecen. 

La frase es de Leo Rizzi, un cantante uruguayo. Canción dedicada y "estética": Amapolas. No podemos criticar a la hija de Paloma Valencia. Más bien romanticemos la parte de su vida en la que es mamá y escribe cuentos infantiles ilustrados sobre brujas.

Pero, así es la vida, muy caprichosa: A veces negra ¡y a veces rosa! 

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